Si un día, por algún motivo, estás eufóric@ pese a quedarte 20 euros para pasar los próximos diez días, mejor no te pases por una tienda de productos que no te suelen interesar. Si lo haces, no curiosees la sección de ofertas. Si no hay más remedio (Buenhumor obliga), ni se te ocurra comprarte un atomizador de agua por 3 euros, para refrescarte durante las bochornosas tardes de oficina. Si te lo compras, no tires la bolsa y el ticket antes de comprobar que funciona.
Si cuando lo puebas, no funciona... no vuelvas a la papelera donde habías dejado la bolsa y el ticket, ya que al recogerlos se te podría (es un suponer) salir volando de golpe el pulsador. Y si se te sale disparado ese plastiquillo, y aterriza en medio de una calle con mucho tráfico (pongamos, la calle Pelayo, en Barcelona) no pienses en correr a pillarlo, para que te puedan cambiar el atomizador.
Si ves que varios coches pasan por encima del plastiquito que te hace falta para poder cambiar el atomizador, lo lógico es tirar ya el resto del bote, ¿no?. No se te ocurriría agacharte estirando la mano para coger el plastiquillo que ha quedado cerca del raíl que separa la acera de la calzada... para levantar la vista y ver un autobús detnido frente a tu cara, con el conductor mirándote como si estuvieras loc@ ...vamos, es un suponer. Total, para tener que tirarlo todo al ver que eso no lo cambiarán ya ni de coña.
Moraleja: si estás eufóric@, mejor tira tres euros por la alcantarilla y evítate problemas.
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