He contado por aquí más de una anécdota vivida en taxis. Pero lo que no suelo contar es la cantidad de veces que me cabreo al ver cómo olvidan los taxistas que el cartelito que llevan significa "Servicio Público". El sujeto de la derecha (yo diría que en más de un sentido) casi me echa a gritos del coche cuando le dije a dónde quería ir, porque esa calle (céntrica y zona de bares) no le gustaba a esa hora. Al final, entre las risas de Joan, que lo había oído todo porque estaba hablando con él por el movil en ese momento, le sugerí otro trayecto para llevarme a mi destino sin pasar por la calle que no le apetecía.
El de ayer, en cambio, era monísimo y simpatiquísimo XD
1 comentario:
Afortunadamente algunos días conservamos suficiente sentido del humor para darnos cuenta de las anécdotas que pasan a nuestro alrededor.
Cuando estoy mal, nunca las veo. Es un síntoma de buen humor, o sea, de que estás vivo, ¿no crees?.
Publicar un comentario