Altibajos

Sí, es verdad.
Estoy teniendo unos altibajos brutales estos días.

El tema económico pesa mucho. El lado emocional me pegó fuerte el lunes, ya que al momento de separarme de mi hijo empecé a sacar toda la angustia y lágrimas por mi tía. Había tenido que ser fuerte ante Hugo: no quise cambiarle los planes y, como habéis visto el vídeo que colgué ayer, logré que hubiera buen rollo en casa con su amigo pocas horas después de saber la noticia y hablar con mi familia.

Por otra parte, estamos a punto de cumplir nuestro sueño: Tengo muchas ganas de dar el paso ya y vivir en Barceloneta, y vamos a hacerlo pese a estar invadidos de placas de pladur y cubos con yeso y pintura. Y hasta nos traeremos al gato el lunes, que ya es valor! Pero tengo que encontrar la forma de pagar las deudas que quería liquidar con el préstamo, y con mi familia ya ha quedado claro que no puedo contar. Lo tanteé y no va a poder ser, la respuesta fue una retaíla de problemas que tuvo mi madre en el pasado y los gastos que preven estos próximos meses.

Luego está el tema del piso de la Meridiana. Mientras lo tenga a la venta, primero se lo pensé ceder a un amigo -gratis, en pincipio, luego caí en que pagara los gastos, y más tarde oí que él pensaba pagarme un mínimo de alquiler, pero aún no se ha concretado nada. Al atrasarse tanto la reforma, él ha estado esperando y quería entrar ya lo antes posible. Pero, aunque habíamos calculado que pasaría la semana santa fuera de Barcelona, vino a dormir por primera vez el lunes, pillándome en pleno bajón. Creo que no fue una buena idea. No me había dado tiempo a prepararle la habitación, ni a limpiar el patio (atroz, por una huelga de limpieza de basura ajena que hice, que ha logrado llamar la atención a los vecinos y ahora ya sí lo voy a limpiar bien). Y la noche aquélla no tenía ganas de ver a nadie, con lo que nuestra conversación puede que le haya espantado, o hecho replantearse si se queda en el piso o no.

De todos modos, se quede él o no, creo que la otra habitación voy a tener que alquilarla también, y si él se echa atrás, alquilo las dos. El lunes hablamos del tema de que podría alquilar el piso en sí o por habitaciones, como posible fuente de ingresos, y en cuanto vuelva a Barcelona hablaré con él a ver qué ha decidido. Porque de momento sólo ha dormido allí una noche, pero veo que entra y sale por el movimiento que hay de cosas en casa o por cómo cierra la puerta, con dos vueltas de llave ;)

Y así ando. Con Hugo tiendo a estar de buen humor, con mi sobrino me salen las risas y las ganas de jugar sin esfuerzos, pero al quedarme sola vuelvo a darle vueltas al tema. Y agradezco muchísimo la ayuda de algunos amigos, ellos saben quiénes son. Tan sólo necesito un empujoncito más para salir de ésta.

Porque tengo claro que volveré a salir de la tormenta, aunque parezca mentira. Y en unos meses nos habremos adaptado ya a vivir en nuestro minipiso :)