Hace unos días quedé en encontrarme con cierto conocido en nuestra playa habitual, la Playa de la Mar Bella en Barcelona (conocida como la nudista gay fina*, ya que hay otra donde hay más griterío y una dosis menor de refinamiento estético). Él había vuelto tras un par de meses desplazado a Chile, por motivos de trabajo, y me tenía que poner al día de sus andanzas. Pero, especialmente, me tenía que poner al tanto de su proceso mental y de su nuevo ámbito de inquietud -ya que es muy dado a la angustia vital y a trasladarla a sus lecturas, estudios...
El caso es que nada es simple, todo comentario tiene dos, si no son tres, vueltas de tuerca. Me río, le discuto, estoy de acuerdo con esto pero ni de coña con aquello otro, ya salió Kierkegaard otra vez en la conversación y ahora me estoy perdiendo...
Por suerte me salva de la vergonzosa pérdida de concentración mi hijo, al grito de "Ma-maaa-vámonosala-guaaaa"
Y qué bien se nada con un filósofo guardando tus pertenencias, ¡Pero qué coño, si está leyendo el cabrón! Ni se ha fijado en el tío sospechoso que anda rondando por la zona -no, los filósofos no somos buenos seguratas, está claro.
Cuando se nos arrugaron los dedos como pasas (señal inequívoca según las madres de que toca descansar un rato al sol) dejo al peque en la orilla y vuelvo con mi amigo, el lector. Me tiro de cabeza a la arena, a seguir devorando La Vida Literaria, de Unamuno, y me encuentro con que J.M. estaba leyendo uno de los ensayos sobre semiótica de Umberto Eco. Comentamos nuestras respectivas lecturas, nos volvemos a adentrar en nuestros propios mundos, y justo estaba pensando en que me gustaba poder hablar sobre ciertos temas y autores que no puedo discutir a menudo cuando pillé al vuelo la portada del libro del que estaba leyendo nuestro vecino: la Divina Comedia, de Dante! Le hice una seña a mi amigo y nos reímos un rato, planeando un cartel de 'Coto Privado de Lectura' que avisara a los Salsaroseros que pasen por el desvío de la duna, no sea que les de urticaria
El caso es que nada es simple, todo comentario tiene dos, si no son tres, vueltas de tuerca. Me río, le discuto, estoy de acuerdo con esto pero ni de coña con aquello otro, ya salió Kierkegaard otra vez en la conversación y ahora me estoy perdiendo...
Por suerte me salva de la vergonzosa pérdida de concentración mi hijo, al grito de "Ma-maaa-vámonosala-guaaaa"
Y qué bien se nada con un filósofo guardando tus pertenencias, ¡Pero qué coño, si está leyendo el cabrón! Ni se ha fijado en el tío sospechoso que anda rondando por la zona -no, los filósofos no somos buenos seguratas, está claro.
Cuando se nos arrugaron los dedos como pasas (señal inequívoca según las madres de que toca descansar un rato al sol) dejo al peque en la orilla y vuelvo con mi amigo, el lector. Me tiro de cabeza a la arena, a seguir devorando La Vida Literaria, de Unamuno, y me encuentro con que J.M. estaba leyendo uno de los ensayos sobre semiótica de Umberto Eco. Comentamos nuestras respectivas lecturas, nos volvemos a adentrar en nuestros propios mundos, y justo estaba pensando en que me gustaba poder hablar sobre ciertos temas y autores que no puedo discutir a menudo cuando pillé al vuelo la portada del libro del que estaba leyendo nuestro vecino: la Divina Comedia, de Dante! Le hice una seña a mi amigo y nos reímos un rato, planeando un cartel de 'Coto Privado de Lectura' que avisara a los Salsaroseros que pasen por el desvío de la duna, no sea que les de urticaria
:P
*O Nudista gay fashion, según el humor del que la nombre. He oído a gente de todo tipo llamarla de estas dos formas XDDDDDDD
*O Nudista gay fashion, según el humor del que la nombre. He oído a gente de todo tipo llamarla de estas dos formas XDDDDDDD
3 comentarios:
Estamos presenciando el nacimiento de un nuevo género literario: el nudismo retro lírico :O
¿A la playa llevas tacones? digo, porque ninguna mujer está más desnuda que vistiendo tan sólo zapatitos.
:P
pues vaya nivelazo que hay en esa playa!!!
Ya que se va a la playa, que sea con estilo ;D
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