15:03h, de un día cualquiera. Voy caminando por la Vía Augusta, apurando el paso en el semáforo parpadeante y mirando la hora en el móvil. Llego ligeramente tarde, pero no me lo tendrán en cuenta, dadas las horas que dedico a acabar proyectos urgentes.
Vigilando que los coches no arranquen antes de tiempo, de pronto siento un golpe fuerte y una sacudida. Unas garras de buitre se enredan en mi cabello, me levantan y me depositan en lo alto de la palmera de un interior de manzana próximo.
-AARGH! AAAAAAAARGGGGGH! Dice el buitre.
-ARGH! ARRRG! Respondo, con un ligero acento extranjero. Nunca llegaré a dominar la lengua de las arpías.
Son los gajes de ser La Maestra. Mantener a la Emperatriz del No-Futuro-Oscuro a raya, como mi Pequeño Saltamontes, exige un esfuerzo hercúleo y una atención constante. Mi Pequeño Saltamontes tiene un poder comparable a La Novia, pero necesita ejercitar diariamente su autocontrol. Eso, y cortarse las uñas.
6 comentarios:
A mí todavía me queda mucho por aprender de la lengua de las arpías, es lo que tiene vivir en una maravillosa burbuja de ingenuidad :P
Ô_Ô esto...
MALAPUTA: Si, ya te leo, ya...
ZUVIËH: Vale, lo de las uñas quizá sobraba XDDDD
ei xD te estaba leyendo post atrasados y ya he comprendido el comentario que me dejaste de bloglines... jajaja
yo también lo quiero!
¬¬" lo de las uñas, curiosamente es cierto...
Lollipop: ¿Ves como no estaba siendo tan oscura? XD
Zuviëh: Es lo que tiene ser una arpía :P
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