A veces, sin querer, escuchas las conversaciones ajenas en un tren.
A veces, son tus compañeros de viaje quienes te oyen hablar a tí.
Y a veces de una conversación privada con tu hijo nace una complicidad y un debate filosófico con los pasajeros que te rodean.
...Incluso, a veces, otros tipos de complicidad
Ayer, viniendo a casa de mis padres para celebrar la verbena, Hugo y yo estábamos metafísicos. De algún modo acabamos cuestionándonos si vemos realmente los mismos colores. Primero él lo arreglaba preguntando "¿
Éste, qué color es? ¿Y
éste?" pero cuando le dije que "Es el
color que me han dicho que se llama rojo, pero quizá lo vea como tú ves
éste" entendió dónde residía el problema. Y comprendió que tenía razón al decir que podría haberle enseñado que
éste es verde, en vez de rojo, y lo llamaría
verde.
Al otro lado del pasillo del tren había una pareja, muy guapos tanto él como ella, que nos escuchaba sin que nos diéramos cuenta. De pronto interviene él dando otro ejemplo de falsas impresiones que parecen auténticas, y de cómo no hay que dejarse llevar por lo que diga la masa sino pensar por uno mismo.
Entonces la chica sentada delante de Hugo intervino con otro ejemplo de cómo vemos las cosas superficialmente pero en realidad pueden ser de otra manera 8creo que fue ella quien habló del mar, que retomé yo y luego el chico de al lado... y en un momento estábamos ocho extraños filosofando en un tren.
El chico me dijo que le encantó cómo hablaba con mi hijo, y que cuando él tenga uno le hablará también así. Y es que Hugo es rastakid, un chaval fantástico
la mayoría de las veces, pero espero que mi paciencia y mi manera de guiarle para que piense por sí mismo haya ayudado en algo.
Al cabo de rato, cuando Hugo se marchó a mirar cómo dibujaba otro pasajero en un enorme bloc de dibujo, algo avergonzado de ser el centro de atención de tanta gente, cada uno volvió a lo suyo. Y media hora más tarde, cuando había ya menos gente en el tren, el chico inicial nos preguntó si yo había estudiado filosofía, porque él había leído y escrito metafísica, aunque su carrera fuera medicina.
Y empezamos a hablar, ya sentados juntos los cuatro (Hugo y yo, él y su novia) y resulta que él se había dedicado al basquet, que había entrenado a chicos también, que tres de los chicos que entrenó están ahora en la selección de Costa Rica... y le iba hablando a Hugo sobre sus intereses, sus potenciales, sus deseos, sus problemas... Y estuvimos charlando sobre ellos, sobre nosotros, cosas en común, vivencias diferentes, y llegamos a la parada final del tren. Ellos fueron a buscar un taxi y nos invitaron a ir con ellos, pues les pillaba de camino. Y quedamos prendado de esta pareja tan simpática, inteligente, guapa y sociable. Fue un placer viajar con ellos, y parece que ellos también disfrutaron conversar con nosotros.
Porque no sólo de quinquis y domingueros se llena el tren ;-)
NOTA: Vídeo sacado de
Strangers in a train 4 U,
Extraños en un tren en 10 vídeos de Youtube, y recortado con
Tube Chop ;-)
Estos dos minutos iniciales de la película fueron uno de los clips que estudiamos y diseccionamos a fondo durante el
taller de
Visual Storytelling... volved a mirarlo de nuevo y notaréis el ritmo, simetría y paralelismos que nos cuentan ya media historia en sólo 2 minutos.