6.7.11

Supersano ha llegado a la ciudad para salvar la Sanidad


Supersano somos todos. 
Ayúdanos a frenar los recortes y EREs en Sanidad!


Ya he hablado antes de cómo nos afectan los recortes presupuestarios en Sanidad y por qué creo inadmisible que se mantengan o aumenten los presupuestos en ciertas áreas menos urgentes, mientras se procede a una privatización encubierta de la sanidad pública.

Algunas de las medidas que están en marcha ya en el Parc de Salut Mar son:

Disculpad el pantallazo, me llegó así!
Si insisto en el tema del PSMar es porque conozco más las medidas y afectan más a mi gente. Pero hay muchísimos frentes en lucha. Por ejemplo, el Hospital Universitario Mutua de Terrassa:


Dada la situación actual de la crisis económica, el Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitari Mútua de Terrassa (Barcelona, España) se ha planteado para un expediente de regulación de empleo (ERE) del 97.3% del personal sanitario, 71 personas incluyendo médicos, fisioterapeutas, terapeutas ocupaciones, auxiliares, administrativos y logopedas. Esto implicaría el desmantelamiento de nuestro servicio y dejar de atender a una población aproximada de 400.000 personas incluyendo los municipios de Terrassa-Sant Quirze, Sant Cugat-Valldoreix, Les Planes, La Floresta, Rubí, Mirasol y Viladecavalls. Con el agravante de que para ciertas patologías, la mayoría de ellas neurológicas y muy graves, este número supera el millón de habitantes.

Puedes firmar para rechazar este cierre aquí:



Los recortes sanitarios están en todas partes y afectan más en las zonas más aisladas. Los vecinos de la Colonia Güell han decidido impedir el cierre de su consultorio  que da servicio tres horas al día a 587 usuarios, la mitad de ellos personas mayores (entre 75 y 85 años):




PROTESTA EN UN NÚCLEO MONUMENTAL
Motín en el consultorio
  • Los vecinos mayores de la Colònia Güell ocupan el despacho médico, el único servicio sanitario del lugar, en protesta por su cierre
  • Fuerzan a Salut a negociar el recorte
La Colònia Güell también está en pie de guerra y eso se nota a simple vista, en las pancartas colgadas por todas partes, en ventanas y balcones, algunas a pie de calle, de modo que el que va se entera por fuerza de dos cosas: que hay un consultorio y que lo quieren cerrar. Hay una protesta, en efecto, y su centro está en el propio consultorio, tomado desde el pasado jueves por los ancianos de la vecindad, la mayoría octogenarios que dan la última batalla: es el consultorio de la Colònia, dicen, y tiene 100 años, dicen, y es de lo poco que tenemos, dicen, y por esto peleamos hasta el final. ¿Dejar que lo cierren? Ni hablar.

Jueves: ese día, por orden de la Generalitat, el pequeño dispensario, la doctora responsable y la enfermera asistente debían dejar de prestar servicio. Se dice que la doctora lloró; cada día había abierto el consultorio durante tres horas y con ese gesto había garantizado la atención básica de los vecinos, a los que conocía en su mayoría por su nombre, su apellido y su dolencia particular. Muchos de ellos eran ancianos y muchos vivían solos, casi todos eran antiguos trabajadores de la fábrica textil y a todos sin excepción les parecía normal que viviendo donde vivían, en ese núcleo que, urbanísticamente hablando, ni es Sant Boi de Llobregat ni es Santa Coloma de Cervelló, aislados en cierto modo, tuvieran eso, un consultorio, un médico y una enfermera. Pero resulta que ahora se lo quitaban.

Vecinos solidarios

«El problema es ese: que en la Colònia hay mucha gente que es muy mayor. Yo no soy un ejemplo, yo tengo 67 años, pero aquí hay muchas personas que tienen entre 75 y 85, gente con problemas de movilidad, gente que anda con bastón, alguno con silla de ruedas, gente que con frecuencia necesita atención médica. Imagínese lo que es para ellos que les quiten esto». Maria Dolors Ramiro no está, en efecto, entre los más ancianos de la colonia, pero dos cánceres, uno de mama y otro de colon, ya superados, han hecho mella en su salud. Y padece atrofia muscular. «Piense además que hay muchas mujeres viudas. Y de nuevo, tampoco es mi caso. Pero muchas de estas personas, si tienen que salir de la colonia para ir al médico, lo que tienen que hacer es llamar a sus hijos, o pagarle a alguien... Yo puedo entender que hagan recortes, pero que no lo metan todo en el mismo paquete».

Los mayores han ocupado el consultorio. Entienden que la ubicación de la colonia, el perfil de los vecinos y otro detalle, la falta de transporte público -«el autobús pasa cada hora»-, deberían hacer pensar a los responsables de la Generalitat. El mismo jueves se instalaron allí, y desde entonces hacen turnos para custodiar el lugar. La sala de espera se ha llenado de sillas y siempre hay una veintena de personas pasando el rato. De una cafetería cercana les llevan café por las mañanas. Una brigada de médicos del barrio acudió ayer a hacer controles de salud. La farmacia dona medicinas. No hay nadie que no se solidarice con la causa. Y las negociaciones están en marcha.

«Ayer [por el lunes] tuvimos una reunión -explica Patrícia Petit, portavoz de la asociación de vecinos-. Éramos tres de la asociación de vecinos, dos de la asociación de gent gran y representantes del ayuntamiento, de CatSalut y del Institut Català de la Salut. Fue una reunión tensa. La propuesta de ellos es que el consultorio abra un día a la semana, nos ofrecen un médico al teléfono y, en tiempos de gripe, un aumento del servicio que no concretaron. Pero la verdad es que, teniendo en cuenta las necesidades de los mayores, lo mínimo, realmente lo mínimo que podemos aceptar es que abra tres días».

«Que sean razonables»

Que la Generalitat se siente a negociar parece un logro. Y que la Conselleria de Salut ya no hable de un «cierre definitivo», como amenazaba el cartel con que se toparon hace un mes los usuarios, y se dedique ahora, según una portavoz, a «estudiar la ordenación y el horario» del consultorio a partir de septiembre, apunta no solo a que la protesta de los ancianos ablanda corazones, sino a que es justa: son 587 usuarios, la mitad personas mayores. «Tan solo pedimos que sean razonables», dice Purificación Alejandre; que tiene 80 años; que hace sus dos horas en el consultorio, como todos; que tiene al menos media docena de dolencias; que anda con bastón; que necesita, evidentemente, un médico cerca.
Motín en el consultorio. El Periódico, 06.07.11

Está claro que hay mucho trabajo para un héroe. Pero Supersano somos todos, y hemos venido para quedarnos.

Que no te extrañe si te encuentras a Supersano en la sala de espera de tu ambulatorio ;^)

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