Llamadme despistada, pero esta semana he tenido mucho trabajo y no me he conectado mucho por twitter ni tumblr. Algo había leído sobre las hijas de ZP pero no pude ni preguntar y hoy, que estoy en casa trabajando temas para el Open day,
me dio por mirar de qué iba la cosa.
JO-DER.

Cómo está el patio. Cada día más conformistas y más reaccionarios. Demasiada teta en la tele de madrugada.
Los niñatos de los foros creen que
la mujer de verdad es algo como la chicuela de la derecha, bien tetona pero tan delgada que se tiene que apoyar en el muro para no caer vencida por el hambre
y el peso de las prótesis, hecha un cuatro para lucir las partes que venden y tapar las aburridas, y de puntillas para acabar de daros el puntito sexual. Aunque ellos ni se habrían dado cuenta, habrían dejado de leer hace rato y todavía estarían mirando las tetas.

Y peor todavía son los estereotipos adolescentes gracias a las
series llenas de chicas perfectas y chicos que se las rifan, excepto a la que lleva gafas o aquélla de allá, que se supone que es la fea. ¿Cuántos granos, cuántas posturas raras y encorvadas, cuántos gordos, cuántos tímidos ves en estas series?
Que no, que no, que la adolescencia es una cosa superguay que convierte a las niñas en lolitas y a los niños en hombretones de golpe, sin sufrimiento. Sin experimentos. Sin altibajos. Sin personalidad.
Y todos sabemos que, si eres la hija del presidente, te has de disfrazar de princesita o de señora mayor, con tus taconcetes y tus

morros bien pintados. Que no se diga que no
haces un esfuerzo, que no te has
vestido para la ocasión.
Y así pasa lo que pasa. Alguien se sale del tópico rosa y
chavales que no llegan a los treinta años se escandalizan cual abuelas porque el presidente de España tenga unas hijas normales.NORMALES.Y si no,
deja que le pida a tu madre las fotos de cuando tenías trece, quince, dieciseis años. Que ahí nos vamos a reir.
Seguro que si las nenas fueran pijitas monas vestidas de rosa y requemadas de rayos UVA, apenas si habría comentario. Y si lucieran un buen escotazo, ya serían las reinas de los mismos foros donde tanto se ríen.
Silvia Grijalba dice en
un artículo en la web de Telecinco, precisamente, lo que estaba pensando yo desde el momento de ver de qué iba la historia y leer comentarios entre fotoshop y fotoshop. Como los insultos, el cachondeo y las imágenes retocadas son fáciles de encontrar en San Google, os copio íntegro el artículo en cuestión, para facilitar su lectura, respetando sus negritas:
Con personalidad
Yo también he sido gótica y gorda (y adolescente)
25.09.09 Silvia Grijalba *
Yo también soy las hijas de Zapatero. Empiezo dejando las cosas claras por si alguien indaga en mi pasado y dice que defiendo a las hijas de Zapatero por motivos personales. Efectivamente, por una parte me parece magnífico que esas chicas tengan las narices suficientes como para no disfrazarse para ir a visitar al presidente de los Estados Unidos.
Sí han leído bien, "no disfrazarse"; para ellas, ponerse un vestido verde, un bolso, recogerse el pelo y subirse a unos tacones hubiera sido como ir a un carnaval, un atuendo que no tiene nada que ver con su forma de ser ni de pensar. Que alguien haga eso demuestra que tiene una personalidad digna de elogio, algo importante dentro del "aborregamiento" general. Y el hecho de que sus padres no las obliguen a cambiar de atuendo para ir a ver a Obama, pues también me parece un dato a favor de los Zapatero (otro asunto el de pedir que se ahora retiren la foto, cuando posaron para el retrato oficial, eso es absurdo).
Pero esta imagen va más allá de todo esto. Lo… iba a decir increíble, pero no, es lo lógico teniendo en cuenta cómo piensa la mayoría de la población, es que los foros de Internet estén llenos de bromas acerca de no sólo la indumentaria de Laura y Alba sino también de su gordura. Sí, son gordas, vale, ¿y qué? Yo, que fui gorda durante toda mi adolescencia y parte de mi primera juventud y además fui gótica, sé lo cansino que es estar respondiendo a cuestiones trascendentales para la humanidad como "¿se te ha muerto el canario?" o "¿vienes de un velatorio?" y también soy consciente de lo complicado que es ser gordo en la pubertad. A ver, es lógico, todo lo diferente marca, llama la atención. Pero, sinceramente, no he visto nunca que nadie se mofe de una chica que pese 45 kilos. Parece que con los gordos hay inmunidad para lanzar insultos, compararlos con los orcos, con ballenas, con focas… decir que parece que la crisis no afecta a su casa porque deben tener la nevera vacía o que mejor no meterse con ellas porque como te den una patada te matan. ¿Por qué nadie elogia que tienen un par de ovarios para ir así vestidas? Ese gesto dice mucho sobre esas palabras que tanto pronuncian los políticos y que ya se han quedado sin sentido: libertad, inciativa, responsabilidad…
Respecto al protocolo, permitan que diga que me parece que esos vestidos son mucho más elegantes que los repollos con lazo a los que nos tenían acostumbrados las hijas de Bush o la misma Chelsea Clinton. ¿Qué es la elegancia? ¿un traje de chaqueta? ¿unos tacones de 13 centímetros? ¿el rosa por encima del negro?
Desde aquí lanzo una consigna y que se apunte el que quiera ¡todos somos las hijas de Zapatero!
* Silvia Grijalba es escritora y periodista. Escribe en el diario El Mundo y actualmente colabora en el programa Dragolandia de Telemadrid.
Silvia Grijalba tiene además este y
blog, que acabo de descubrir y al que seguiré en adelante
ACTUALIZACIÓN: Vicisitud y Sordidez también reacciona de una forma parecida a mi línea de pensamiento ;-).