A la vuelta de la esquina

Hay algo maléfico en las esquinas, especialmente las de callejones poco transitados. Mucha peli hemos visto pues sí, mucha peli y todo lo que quieras, pero nunca sabes lo que te vas a encontrar- y creedme cuando os digo que me he encontrado en más de una situación comprometida de pronto, al girar por una esquina. Como este viernes, que me encontré en una de esas situaciones cuya categoría general sería la de "Susto Nivel 1" (O sea, de los que necesitan sangre fría y autocontrol, y que no son de los de "jajaja, qué susto" )

El viernes, digo, iba caminando por la calle con mi hijo y un amigo suyo, rumbo a nuestro bar favorito para compartir una coca-cola antes de acompañar al nene a casa, y al girar la esquina nos topamos con el padre de mi hijo. Hacía más de un año que no nos habíamos visto, y aunque ya hace un par de años que dejó lo de las amenazas y el acoso telefónico, no las tengo todas conmigo... y pronto descubrí que mi hijo tampoco.

Rápidamente dije "Hombre, mira, Hugo, tu padre" sonriendo y parando para que hablaran un momento. -Putada: estaba justo entre el ciber al que vamos a menudo y la cafetería donde a veces invito a merendar a Hugo y sus amigos; que no se entere y empiece a apararecer por aquí-

Él se puso melodramático con el niño, y que lo quería mucho pero las cosas habían ido mal, que pronto se arreglaría todo... y a mí, obviamente, ni me miró a la cara tras el gol que me quiso colar el año pasado y no tragué... Hizo un amago de marcharse, dije a los niños "Bueno, vámonos, di adiós a Papá.." pero no, que nos esperáramos. Volvió con la pasta que vi que le sacó a alguien (¿trapicheos otra vez?) e hizo grandes aspavientos dándole 5 euros a Hugo, diciendo que no tiene mucho dinero pero le da esto (sin comentarios) y que cuando quiera hablar con él, que me coja el móvil a mí y le llame (toma educación, no dijo "pídele el móvil a tu madre", sino "cógele el móvil...")

Lo curioso fue la reacción del amigo de mi hijo. Se apartó a un lado, mirando hacia el suelo. Y no es de los amigos que ya conocían al padre, o que han visto alguna movida o hayan estado cerca en la época negra. Es más reciente, de hace un año o así, pero se notaba a la legua que sabía de qué iba todo. Al alejarnos, les dije a los niños por lo bajo que ya se imaginan que no vamos a entrar en el bar de al lado, que ya veríamos dónde merendaríamos -yo vivo a 5 paradas de metro del colegio, por lo que no me llevo a los amigos a casa a merendar- y la conversación saltó a otros temas pronto.

Cuando mi hijo y yo nos quedamos a solas, me empezó a comentar paso por paso las frases intercambiadas con su padre. No se fía, ya es lo suficientemente mayor como para ver lo que hay detrás de una sonrisa y palabras amables en público. Y, entonces, me explicó por qué su amigo se había alejado un poco de nosotros. Hugo y él van mucho por la calle solos, ellos dos -o cada uno por su lado. En alguna ocasión Hugo se había sobresaltado al ver a alguien que parecía su padre, y se lo había explicado al amigo... y habían trazado un plan por si se lo encontraban: si el padre se abalanzaba contra mi hijo, el amigo le daría una patada y si no podían liberarse (mucha peli, de nuevo, pero...) saldría corriendo a avisar al colegio o la biblioteca, a pedir ayuda. Se ve que el crío flipó al ver que nos comportamos de manera civilizada, aunque no le quitó el ojo de encima por si tenía que actuar.

Como veis, no todo son fiestas y flores en nuestro entorno. Buenas noches.