- Regalo-sensación de este año: las bragas de abuela (de esas de color can·ne, hasta los sobacos casi...) que me regaló mi abuela, y el grito que le dio mi madre, ante todo el personal ("¿Pero no ves que siempre lleva TANGAAAAAA?")
- La prohibición de mi madre de que, en adelante, mi hijo duerma conmigo en su casa. Parece ser que ya es mayorcito y que "Si tuvieras marido o novio, no dormiría tu hijo contigo". No sé si cree que estoy tan desesperada... pero de todas formas no voy a sacarla de su inocencia, diciéndole con quién duermo y con quien no llego a dormir.
- El numerito que montó mi hermana la noche del 25, gritando y dando portazos a las 2 de la madrugada porque en teoría le habíamos despertado mi hijo y yo (imposible, estaría ya despierta porque no nos dio tiempo a dar dos pasos de la puerta de entrada, que creo que aún no había cerrado en ese momento, y ya estaba gritando y renegando)
- La charla de mi madre al día siguiente, diciendo que no lo hacíamos a propósito, pero en toda la noche no pudieron dormir mi hermana (que se supone que duerme con tapones en los oídos) ni mi cuñado, debido al follón que montamos y que se oía desde abajo. Lo que oían era a mi hermana, dando portazos, pero parece ser que eso era imposible.
- La imposibilidad de quedar con cierto amigo a partir del 27, con lo cual tuve la excusa perfecta para marcharme el 26, tras la tormenta de la noche anterior.
Un momento de libertad, el 26!
Total, libertad condicional, ya que debería volver del 3 al 5 de enero...
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