- El viernes por la noche, al conectarme con la intranet y el correo de mi trabajo para comprobar que mi carrera contrarreloj por llegar al dead line no había sido en vano, me encontré con un emotivo y sinceramente asustado correo de una compañera de trabajo. Había volado en plena alerta roja por temporal y al acercarse a Santander el avión empezó a hacer unas fuertes sacudidas que le hicieron temer lo peor: "la inestabilidad y las idas y venidas del avión eran alucinantes, descendiamos, ascendiamos, derecha, izquierda, algunos golpes contra el techo, moratones y una pequeña contractura de tanto aferrarme inútilmente al reposabrazos... "
- Esta mañana la nueva
secretariatécnico de gestión, que empezaba oficialmente hoy, recibe una llamada de su hermana: sus padres han tenido un accidente en la autovía y ella tiene que atravesar media España en tren para llegar al hospital. Llorando, sin saber si quiera si están vivos*, nos lo contaba. Costó mucho mantenerme "entera" y no llorar yo también, mientras le abrazaba y le recordaba cosas prácticas que debía coger antes de ir a la estación (el cargador del móvil, documentación, etc). - Una de mis mejores amigas está muy mal últimamente. Chateando por gmail con ella, hablando por teléfono... me confiesa que lleva varios días sin comer apenas, sin dormir, llorando. Se está separando de su pareja por decisión propia, pero la vida parece haber perdido su sentido. Sabe lo que no quiere, pero no sabe nada más. Ha estado de baja por depresión y se ha pedido el alta para evitar mayores problemas... ya ni escribe en el blog, ni se dedica a descargarse chorradas y mandármelas, ni tiene ganas de hablar cuando le llamo. Esta mañana me quería desahogar con ella un rato (suelen ser confesiones y descargas emocionales recíprocas) pero de nuevo estaba lacónica, llorosa, hundida. Si no hubieran tantos kilómetros de por medio, estaría en su casa ahora mismo.
Por la ley de probabilidades, dos sustos fuertes en una unidad de trabajo con unas 20 personas ya es suficiente, espero que la racha frene y no tenga que salir yo corriendo hacia Madrid...
*Nos hemos enterado ya: sí, muy graves, pero vivos.
Actualización 28/11:
Otro de mis amigos cercanos, que consideré meter en esta lista pero opté por dejarle fuera, me confesó anoche que vuelven los fantasmas del alcoholismo. Apenas come, apenas duerme, y se pasa las noches hablando con su lámpara favorita... Hoy voy a pasar por su casa antes de recoger a Hugo, a ayudarle a limpiar y despejarlo todo antes de marcharse unos días a recobrar la cordura...
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