guardé silencio,
porque yo no estuve en el Parlament.
Cuando desahuciaban con antidisturbios a vecinas,
guardé silencio,
porque yo aún podía pagar la hipoteca.
Cuando encerraban en CIEs a los inmigrantes,
no protesté,
porque yo no era inmigrante.
Cuando empapelaban a activistas a multas,
no protesté,
porque yo no era activista.
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.
Actualizando a la Barcelona del sXXI la famosa reflexión
de Martin Niemöller atribuida a Bertolt Brecht
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