La pantalla, concretamente el lado derecho, se ve mal.
Barcelona entera se ha vuelto borrosa.
Y la culpa, por una vez, no es de Hereu.
Voy por la calle guiñándole el ojo al urbano, al mensaka, al señor de la manguera que me avisa que me voy a caer porque no me doy cuenta de que, evitando los charcos de la acera recién regada, casi pongo el pie en un socavón.
Que Barcelona es Bona y Mona, pero socavones, a centenares.
Y llego al curro de nuevo.
Temprano.
Me paso por el laboral a tomarme la oferta de la semana: Bikini + CaféConLeche = 2,45€. Pos fale. Cojo la bandejita con el desayuno, lo consumo, y con sumo cuidado pongo la bandejilla en el carro para las bandejotas y CLATACLINGCLANGLOK hago un bien por la biomedicina despertando definitivamente a medio PRBB.
NO rompo nada. Creo. Nada que se pueda ver con 11 dioptrías por ojo y sólo una lentilla.
Hace meses, desde verano, que digo que tengo que cambiarme la lentilla izquierda porque está SuperRayada, o GuarraSinLimpiezaPosible (??!!), y ahora la derecha empieza a estar igual de mate.
Y hasta que no me mate en las escaleras, no me cambiaré la lentilla a este paso.
Pero no, ayer ya decidí aprovechar que me duele el ojo derecho para ponerme la lentilla buena (la derecha) en el ojo izquierdo y dejar descansar el otro. Así que, si antes veía +/- bien por el derecho y bastante mal por el izquierdo, ahora el iquierdo tiene lentilla aceptable y el derecho lleva sus dioptrías al aire. Campando a sus anchas 8 horas diarias ante el ordenador, jaja. Ja. Y la lentilla joía en le bolso a ver si se arregla con un pulido (que hace años me hizo alguna óptica para arreglar una lentilla, pero no recuerdo qué le había pasado) o si toca comprar una nueva.
¿Y por qué no tengo gafas para una emergencia?
Pues porque las perdí en un traslado.
En 1991.